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Estética y creatividad son dos caminos que partiendo del mismo origen, la sensibilidad, convergen y se hacen tangibles en el Arte.

Dichos caminos fueron determinantes a la hora de elegir mi profesión de diseñador gráfico y creativo de publicidad, ya que me permitieron desarrollar estos conceptos de un modo práctico, si bien limitados casi siempre por los condicionantes del trabajo y la premura de sus objetivos.

La pintura, sin embargo, exenta de la presión que supone la subsistencia, y libre del apremio o el sometimiento a la aprobación ajena, es para mí un modo irrenunciable de expresión, un acto íntimo y sosegado que alimenta mi necesidad vital de crear, aviva mi curiosidad, siempre insatisfecha, y posibilita la búsqueda constante de conexión con mi realidad más esencial, resultando ser la forma más libre de introspección.

Siempre he evitado someterme a  movimientos o tendencias más allá de mi propia autonomía creativa, ni siquiera pretendí atesorar un amplio currículum, ya que sólo expuse mi obra en tres ocasiones, dos de ellas en sendas galerías zaragozanas, ya desaparecidas: la primera, tras concluir mi formación académica en el estudio de Alejandro Cañada, en la Sala Bayeu (1971), más tarde en la Galería Atrium (1984) y últimamente en la Sala de Exposiciones del Palacio de Montemuzo de Zaragoza (2023-2024).

Debido a mi trabajo en publicidad y al escaso tiempo que éste me dispensaba, se han abierto varios paréntesis entre las diferentes etapas de mi pintura, periodos de producción más limitada y heterogénea, que sirvieron para evolucionar en los conceptos e investigar en técnicas mixtas, incorporando una nueva dimensión a  mi obra, dotándola de volúmenes y texturas y propiciando, durante esta última fase, un grato reencuentro con el papel y la técnica del collage.

El collage representa para mí una expresión artística muy personal y evocadora, ya que establece un estrecho vínculo entre lo que fueron los primeros años de mi profesión y el actual tratamiento de esta técnica. Recortar, pegar, el tacto del papel, las tintas, junto con otros muchos materiales y utensilios de trabajo, cuya función y destreza en su manejo fueron en su día fundamentales para la práctica del diseño gráfico; técnicas artesanales que fueron cediendo terreno a la informática, implementando el ordenador como herramienta casi exclusiva de trabajo.

La última etapa de mi obra supone una evolución de anteriores conceptos expresionistas hacia una abstracción más sustancial, basada en la valoración de la materia y tratada desde los supuestos del volumen, la composición y el color, donde las telas y las tierras, presiden los lienzos, conformando un método esencial de trabajo. Sobre el papel, sin embargo, las formas abstractas se articulan con figuras lineales y geométricas, exhibiendo una gama cromática más amplia y luminosa. En ambos casos se trata de estructuras conceptuales, a la vez que sugerentes que, mediante un juego de formas y colores, pretenden establecer un diálogo sincero con el observador y seducir su imaginación, invitándole a construir su propio relato de la obra y proyectando sensaciones más allá de la pura iconografía.


 

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